5.19.2011


Me veo sentada
junto al fuego fecundo
del hogar compartido
con la mujer de mis sueños.
Esperando ya que llegue
el cielo, que tal vez merezca
(en la interior certeza
de saber que he amado
más allá del propio instinto
y que aun enfrentado al infortunio
encontré serena mi conciencia),
que tal vez merezca
ser ungido en la frente con el óleo
y ceñir la corona de la parusía.