10.30.2011


Ya el tiempo viste canas,
y el alma arrastra huesos,
expiando las culpas y la ganas,

etiquetando con caducidad los besos,
cuando no se dan, cuando salen ilesos
de la batalla no lidiada.

La magia de antaño muerde el polvo,
y las estrellas apuñalan un raso cielo.

Sobre el mar , espejo de sal,
se deslizan los sueños con oprobio.

En la corteza de las nubes
se descama mi ser de cristal,
y al otro lado de la grieta del tiempo
nos volvemos a encontrar.